El pasado 3 de julio se dio a conocer el fallo en primera instancia que condenó a ocho ex miembros del Ejército a 18 años de prisión por el crimen, ocurrido pocos días después del golpe de Pinochet. El gran músico sigue siendo una influencia para los artistas más jóvenes y, es a la vez, una figura considerada central por su integridad y su legado moral

Nota publicada en Infobae.com

La enorme figura -cultural, social y política- de Víctor Jara continúa erguida como un hito de la historia chilena y mantiene su influencia musical intacta, al cumplirse 45 años de su asesinato, ocurrido en los días posteriores al golpe de Estado de Augusto Pinochet al gobierno de Salvador Allende. El pasado 3 de julio se dio a conocer el fallo en primera instancia que condenó a ocho ex miembros del Ejército a 18 años de prisión por aquel delito. El abogado de la familia Jara, Nelson Caucoto, no duda en afirmar que la sentencia “estremeció el ambiente. Todos los días aparece el tema de los derechos humanos, la Justicia avanzó bastante. Los medios no se interesaban, salvo el caso de Víctor, que rompió ese esquema, nacional e internacionalmente. Eso demuestra el tremendo personaje que era Víctor… En todos los sectores de la sociedad se mostró simpatía con esta resolución”.

El 12 de septiembre de 1973, en la mañana siguiente de consumado el golpe de Pinochet, Víctor Jara fue detenido en la Universidad Técnica del Estado y trasladado para ser interrogado y torturado en un vestuario del Estadio Chile. Tres días después, su cuerpo apareció con más de 40 balazos. Hubo un largo tiempo de inacción en la Justicia hasta que en esta década del siglo XXI, las cosas empezaron a enderezarse un poco. El 5 de diciembre de 2009, 36 años después de su asesinato, el cantor recibió el entierro definitivo en una ceremonia organizada por su familia. Tras el velatorio y un acto de homenaje en la sede de la Fundación que lleva su nombre -con la visita de la presidenta Michelle Bachelet-, sus restos fueron inhumados en el Cementerio General de Santiago.

“Personalmente pienso que, como chilenos, no podemos sentirnos completamente satisfechos. Llega demasiado tarde… Su demora y dificultad nos genera tal vergüenza que no podemos tomarlo como un motivo de celebración”, opina la periodista cultural Marisol García, también consultora musical de la primera película chilena (Una mujer fantástica) ganadora de un Oscar. “Estamos todos satisfechos pero también indignados con la demora. La impunidad era inaceptable para todos nosotros”, razona.

La noticia tuvo gran repercusión internacional, mayor inclusive que en la agenda de los medios masivos chilenos. Al respecto, para el director ejecutivo de la Fundación Víctor Jara, el director de cine Cristián Galaz “hay dos mundos en colisión. La repercusión que el juicio y su veredicto tuvo en los medios masivos, no fue la misma que se pudo ver en redes sociales o en la población misma, donde sí tuvo un impacto muy potente. Es un juicio con un resultado después de 45 años, y fue algo muy esperado no solo por la familia. Victor Jara ha terminado siendo un artista muy importante para la sociedad chilena. Lo era antes de morir y por eso fue asesinado, porque fue un factor muy importante para un proceso social que se vivía en ese entonces. Pero de alguna manera sigue siendo un líder, por su obra, por su legado, por su integridad moral“.

La influencia musical de las canciones de Jara (“Te recuerdo Amanda”, “Plegaria a un labrador”, “El arado” y otras tantas) se mantiene intacta. Para Marisol García, “su figura no decae. Está muy presente, entre los más veteranos y también entre los más jóvenes. Por ejemplo en Manuel García, que viste el traje de cantautor de guitarra y es parte de esa tradición. También Ana Tijoux, desde el hip hop y el pop -ahora está haciendo bolero-, es muy política. Los dos fueron capaces de entender a Víctor Jara como un creador, como un músico, más allá de su militancia -y que la circunstancia de su muerte hacían más natural, diría automático, dejarlo apenas como un mártir del Partido Comunista”.

Las consecuencias del fallo judicial

Algo está pasando en Chile con la cuestión de la memoria, verdad y justicia por los crímenes de la dictadura pinochetista. Este fallo, simbólico en más de un sentido, parece haber abierto -un poco más- la puerta para un debate que mantiene dividida a la sociedad chilena desde 1973. Ni bien conocido el resultado, la familia del cantautor emitió un comunicado en el que destacaban que “este fallo es una derrota importante para los que quieren negar la historia y un duro golpe a la impunidad. Pero también es cierto que un fallo condenatorio que llega después de 45 años difícilmente puede ser considerado justo”. La declaración llevaba la firma de su esposa Joan y sus hijas Amanda y Manuela.

En paralelo, las noticias se suceden luego del histórico fallo. Primero la Corte Suprema habilitó la libertad condicional de seis detenidos por crímenes de lesa humanidad. Unos días después, rechazó un recurso de ese mismo tipo presentado por otro militar preso. Mientras tanto, el gobierno juega a las escondidas con el pedido de extradición para uno de los condenados en el juicio de Víctor Jara: el teniente retirado Pedro Barrientos, “exiliado” en Florida, Estados Unidos. Un juzgado federal en Orlando concluyó que fue responsable de la tortura y la ejecución extrajudicial de Jara. Barrientos, de 69 años, ahora tiene la nacionalidad estadounidense y vive en Deltona, Florida. Se le acusaba en el marco de una demanda civil basada en una ley que apoya a víctimas de violaciones de los derechos humanos cometidas fuera de Estados Unidos.

Por eso Amanda, la hija de Víctor, salió por un momento de su autoimpuesto bajo perfil mediático -vive en un pueblo de pescadores, cerca de Valparaíso, y casi no brinda entrevistas- para decir “entendemos que es un caso complicado. Pero debido a los años que pasaron, sentimos que el gobierno necesita comprometerse con energía, con abogados y recursos, para impulsar este pedido de extradición”, dijo. Según publicó la agencia de noticias Reuters, la cancillería chilena le comunicó que el Gobierno del presidente Sebastián Piñeraquiere “trabajar con celeridad” en el caso y el canciller Roberto Ampuero informó que se había reactivado la solicitud de extradición.

Durante el pasado mes de agosto, hubo otro rebote del mismo tema-madre. El ministro de Cultura Mauricio Rojas renunció cuatro días después de haber asumido, luego del repudio generado por su opinión sobre el Museo de la Memoria, inaugurado en 2010 por la entonces presidenta Bachelet, en el barrio Quinta Normal, al oeste de Santiago, para recordar a las víctimas de la dictadura. “Más que un museo se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar”, afirma Rojas en el libro Diálogo de Conversos, que escribió junto al actual canciller Ampuero.

“La justicia avanza dos pasos y retrocede uno”, dice Cristián Galaz. “Es complicado interpretar este momento, pero creo que con esta sentencia hay un ciclo que empieza a cerrarse. Alivia sí, pero hay una sensación: si la justicia tarda tanto, difícilmente pueda llamarse justicia. Se piensa que ha sido un paso importante contra la impunidad, pero esto sigue”, concluye el realizador que, durante los años ochenta, dirigió varios de los más famosos videoclips de Los Prisioneros, la banda de rock más popular e influyente del país.

“Éste ha sido un proceso muy difícil de llevar adelante, porque se cerró varias veces por diferentes razones… Si bien éste es un caso que ahora genera unanimidad, te aseguro que hace 10 años era un asunto conflictivo, al cual ni siquiera los gobiernos que podríamos llamar de izquierda estaban dispuestos a darle prioridad”, opina Marisol García. “Eso explica una vergonzosa demora, que es muy representativa de la demora que todavía sufren familiares de otras víctimas con mucho menos renombre que Víctor Jara. Sin dudas, constituye un símbolo muy poderoso de impunidad al que ni siquiera el apoyo internacional o la fama de Jara -incluso la supuesta voluntad política de varios gobiernos que pasaron- logró apurar. Fue un caso que debió haberse resuelto hace muchos años”, afirma.

El escritor y periodista español Mario Amoros, autor de una celebrada biografía de Pablo Neruda publicada en 2016, dice que “esta sentencia es el resultado de un larguísimo camino de la familia, de los compañeros de Víctor por lograr justicia. Tiene un gran valor de enseñanza democrática: que los crímenes de lesa humanidad no pueden quedar impunes. Es un caso ejemplar y un gran avance para un proceso de memoria y justicia”. Erudito en la historia chilena contemporánea y autor de varias notas que revelaron -con testimonios de primera mano- el triste y violento final de Jara detenido en el estadio Chile (un estadio cubierto que hoy lleva su nombre) en esos días de septiembre de 1973, Amoros trabaja actualmente en una biografía del músico que saldrá publicada estimativamente en 2020.

“Víctor Jara es una figura universal, además de un símbolo de lo que supuso la barbarie de la dictadura de Pinochet. Su muerte estremeció al mundo, que ya entonces se movilizaba para ayudar a que Chile recuperara la democracia. Mi mejor amigo chileno en España, Marcos Zuzarte -dirigente de la juventud comunista chilena- estuvo con él preso en el Estadio Chile y me relató aquellos últimos momentos terribles, lo golpearon, lo torturaron… En octubre del año pasado fui a un concierto organizado por la Fundación, en ese mismo estadio que hoy se llama Víctor Jara. Y no podía dejar de pensar en eso que me habían contado”, concluye.

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